María y Félix

«Hay que estar muy mal para buscar pareja por internet»… Es curioso pero creo que casi todas las personas pensamos esto en algun momento de nuestras vidas. Pero no todo es como nos gustaría, y a veces el amor es más difícil de encontrar de lo que pensábamos en un principio. Muchas son las razones que pueden llevarnos a conocer personas por los medios menos tradicionales. En mi caso fue una mala experiencia personal… en el caso de Félix falta de tiempo. Pero lo que teníamos en común era la desconfianza y sobre todo mucho cariño para compartir con alguien que ambos creíamos que nunca aparecería. Muchas sonrisas, muchos mensajes, algunas conversaciones…

Pero siempre faltaba esa magia. Hasta que apareció su perfil. Guapo, interesante… ¿Por qué no mandarle una sonrisa? Y así fue como empezó nuestra historia. Comenzamos a hablar, y en unos días estaba en su ciudad para conocernos. ¿Qué podía perder? Unos dirían que fue una locura, otros que todo era demasiado reciente… pero afortunadamente esos pensamientos no pasaron por nuestras cabezas, y ese lunes tras pasear por las calles de Sevilla y compartir horas de conversación, la Torre del Oro fue testigo de nuestro primer beso, tierno pero trémulo a la vez. Nos despedimos con esa ilusión de un primer amor adolescente. Y sólo cuatro días después compartíamos nuestro primer fin de semana juntos, confirmando lo que ya sospechábamos: que esa locura inicial de buscar pareja por internet nos había brindado la oportunidad de conocer a la persona de la que, con tan sólo unas horas juntos, no queríamos separarnos nunca.

Tras ese fin de semana inolvidable llegó otro. La confianza, la ilusión, el cariño… Todo iba creciendo hasta que tuvimos que admitir lo evidente… Nos habíamos enamorado y ambos íbamos a luchar por este regalo con el que el destino nos había obsequiado. Y este es el principio de nuestra historia. Aún nos quedan muchas cosas por compartir, pero ya tenemos proyectos en común, viajes, ilusiones, objetivos en común… Y toda una vida por delante para compartirlos. Gracias por aparecer en mi vida Félix. Nunca te fallaré.

«La Torre del Oro fue testigo de nuestro primer beso, tierno pero trémulo a la vez.»