Alex y Mont

Son pareja desde el 29 de Mayo de 2011

Después de varias citas sin ton ni son, la última que tuve fué increible, ella se presento preciosa a la cita, sólo con su aceptación a la cita ya me parecía demasiado, era la cosa más dulce que había visto y me dejo de piedra cuando nos pusimos de acuerdo en encontrarnos.

Nos encontramos por la zona del casco antiguo de Barcelona, en una tarde perfecta, estuvimos paseando y paseando y alguna cervecita que otra entre risas e historias personales.

Mientras ella hablaba no podía evitar contemplar su belleza, sus rasgos faciales, su cuello, orejas, labios, nariz, ojos, su sonrisa, era como si el tiempo se parara. Todo aquello me parecía demasiado bonito para ser verdad, aunque aún no sabíamos lo que ocurriría. Mi sensación como en otras ocasiones es que ella era demasiado para mí y posiblemente no me correspondería.

Todo siguió con normalidad y respeto mutuo hasta el momento de la despedida donde en un momento de bromas nos cogimos del brazo y nos quedamos mirándonos fijamente, fue entonces cuando sin pensar en las consecuencias nos besamos, fue entonces cuando todo empezó a florar de forma exagerada, besos, abrazos, acaricias, ternura, se me puso el corazón a mil.

Nunca antes me había ocurrido algo similar, fue entonces cuando me di cuenta de que me había enamorado, enamorado como un adolescente. No quería que la noche acabara, que se fuera, despedirme, dejarla de ver hasta saber cuándo y de la posibilidad de perderla, pero nos teníamos que despedir, no antes acompañándola a casa en moto cosa que no le importo y se lo agradezco, durante el trayecto aquello fue a más, ella me sujetaba, me acariciaba las piernas, la espalda, el cuello, el pecho, unas sensaciones y ternura que ya no recordaba y lo mucho que echaba de menos, estaba clarísimo, sí o sí, eso era un flechazo en toda regla y me había enamorado locamente.

Durante esa semana por culpa del trabajo tarde en volver a verla y mi cuerpo reaccionó de forma extraña, muchos nervios, no dormía, comía poco, me dolía el estomago, ¿eso era amor?

Cuando llego la segunda cita saltaba de alegría, ¿querría ella volver a verme? Cuando se acerco a mí me dio beso increíble de bienvenida, confirmándome que me correspondía, fue increíble. Estaba sucediendo, nos gustábamos.

Desde entonces ya nos hemos visto varias veces y estamos en proceso de conocernos pero cada día que pasa, quiero estar con ella, no sé si tengo la experiencia o no de la vida, saber si es lo que he estado esperando y que pueda ser la mujer de mi vida pero hoy por hoy quiero estar con ella.