Elena y Antton

Nuestra Historia es muy sencilla y supongo que habitual en este tipo de medios. Pero lo cierto es que los motivos por los que mi pareja y yo nos suscribimos en eDarling, fueron muy dispares. Ella, extranjera, quería conocer el idioma español con más soltura, yo por mi parte, me encontrè en el medio sin pretender porque un amigo, de quien estaré agradecido siempre, realizó la suscripción por mí.

Me gustó lo que Elena indicaba en su perfil y a ella le ocurrió lo mismo con el mío, por lo que nos formulamos cinco preguntas de rigor, nos dedicamos una sonrisa y posteriormente, intercambiamos mensajes.

Los mensajes nos animaron a profundizar nuestra relación y a ignorar otros perfiles. En los mensajes intercambiamos los números de teléfono móvil y un día me atreví a llamarla para conocer su voz. La llamada fue un éxito porque enseguida conectamos. Sucesivas llamadas prepararon un encuentro personal. Como suele suceder, el previo al encuentro estuvo lleno de nerviosismo, pero sin temor por el fracaso, porque las conversaciones y los emails nos entregaban información de ambos que nos agradaba, nos acercaba y permitía que nos conociéramos mejor.

El primer encuentro fue maravilloso (sé que ella piensa lo mismo porque en varias ocasiones lo hemos comentado), el primer abrazo y el primer beso no lo olvidaremos en la vida. Sorprendentemente (sorprendente porque ambos tenemos cierta edad, somos padres y hemos sufrido fracasos matrimoniales que han dejado huella) ese encuentro fue un éxito, la chispa se encendió y desde entonces no se ha apagado. Esto es difícil, pues no vivimos en la misma ciudad y nos separan muchos kilómetros, pero aunque esto sea difícil de superar, estoy seguro de que haremos lo imposible por reducir la distancia e incluso vencerla.

Estamos encantados, felices y muy agradecidos a eDarling. Ahora creo que nos toca echar a volar y seguir esta historia juntos cogidos de la mano.

Mañana volveré a verla. Las sensaciones que me invaden son de felicidad, ilusión, expectativa, amor, deseo, amistad, ternura, afecto, complicidad. Es una gran mujer y, si las circunstancias me lo permiten, espero hacerla feliz como se merece. No somos niños, sobre todo quien escribe este relato, tengo hijos de cierta edad y conozco la parte más maravillosa y la más odiosa del amor, pero nunca antes había amado a una mujer de esta forma.

Gracias por todo.