Marilot y Antonio

Son pareja desde octubre de 2010

Antonio:
Tras unos cinco meses de haberme registrado en eDarling, y habiendo recibido una media de 3 parejas sugeridas diariamente, un día me encontré con el perfil de Marilot como sugerencia de pareja. Tenía foto, me llamó la atención la coincidencia de lo que ponía en su perfil con mis gustos y, sobre todo, me gustó la paz y armonía que transmitía su mirada. Total, que me decidí a enviarle un mensaje… Y ella me contestó, diciendo: «no sé que más podría contarte sobre mí. Pregunta, que yo te contestaré». La respuesta me pareció simpática, y así lo hice. A partir de entonces, cada día nos intercambiamos mensajes, cada vez más y más emotivos, hasta el punto de que sin haber llegado a hablar en directo con ella, me enamoré de su alma.

Finalmente me decidí a llamarla, para vernos en persona. Planeé una salida tanto romántica como animada, pero las circunstancias de los hijos impidieron cristalizarla. No pasa nada -me dije-, estoy acostumbrado a dificultades. Así que quedamos para la semana siguiente. La segunda semana ya estábamos los dos bastante «colados», aunque con muchas dudas sobre nuestras reacciones para el día en que por fin nos encontrásemos. Y llegó el día; en uno de esos mensajes durante la semana, ella comentó que el teclado se le había estropeado un poco y le costaba escribir, haciéndole daño. Entonces pensé: «pues le regalaré un teclado, de esos inalámbricos». Dicho y hecho.

El día de la cita me presenté con dicho regalo. Al vernos, Marilot me impresionó, y creo que ella también se llevó una sorpresa, preguntándose «qué será esa bolsa, no son rosas, ni bombones, ¿qué puede ser?». Ella vino con tacones altos y yo, que estaba como un flan de nervioso, le propuse dar una vuelta alrededor del centro comercial para que me circulara la sangre por el cerebro y no quedarme «pasmao». Y de este modo caminamos, hasta que -yo creo- casi suplicándomelo, nos decidimos a sentarnos en la mesa de un bar. No me lo podía creer; mi musa, la mujer de los mensajes estaba frente a mí, en carne y hueso. Era de verdad, y rezumaba una energía tan vital que me hacía sentir mariposas en el pecho y en el estómago. La cita fue breve, muy breve, pero al despedirnos un impulso irrefrenable nos empujó a besarnos ¡Mi madre, qué beso! Sólo uno, pero tan vibrante que al marcharme, en lugar de ir directo a casa, decidí poner música y conducir y conducir.

Esa noche la llamé otra vez… Nos pasamos dos horas al teléfono. Al día siguiente, continuaron los mensajes, pero entonces también al teléfono, dos horas más. De forma que en nuestra segunda semana, el poco tiempo libre que teníamos lo dedicamos a escribirnos y hablar por teléfono. Sin darme cuenta, mi estado de ánimo había cambiado; veía todo medio lleno, las cosas ya no eran tan complicadas, y rezumaba energía vital y mucha ilusión. Alucinaba «pepinillos». Todo esto solamente con unos pocos mensajes y una cita de 1 hora. Parecía que volvía a mis 20 años. ¡Rejuvenecí de golpe, en seco!.
Una semana después de la primera cita vino la segunda. Esta vez toda la noche. Como ella sabía que me ponía nervioso, se trajo tacones y también bambas, por si me daba por andar y andar. Y la volví a besar. Mi segundo beso y mi tercero y un cuarto y se encendió una pasión entre los dos que nos envolvió toda la noche. A la semana siguiente volvimos a quedar, con nuestros mensajes diarios, nuestras llamadas a medianoche y nuestros SMS de «Bonjour, mon amour».

Desde entonces sólo pienso en ella. No veo la vida sin estar a su lado, con nuestros niños, con nuestras obligaciones, con la distancia física que nos separa, pero a su lado. Quiero estar siempre con ella. Y siguen las llamadas, los mensajes y los SMS de «Bonjour». Soy feliz, muy feliz, y quiero compartir mi felicidad con ella, para siempre. Aunque no tenga nada, soy feliz y me muero por sus besos, sus abrazos, sus susurros. Soy feliz.

Soy feliz, muy feliz, y quiero compartir mi felicidad con ella, para siempre.

Marilot:
Tras un mes registrada en eDarling y sin apenas participar por dudar de la sinceridad de los candidatos, por fin me decidí a ver sin miedo los mensajes. Había muchos, pero cuando leí el de Toni, me tocó la fibra sensible. Romántico, sincero y con una chispa de humor… lo que se dice todo un «caballero». Ya en la primera conversación telefónica misteriosamente me revolotearon mariposas en el estómago.

Al cabo de una semana, en la primera cita, tras dar unas tres o cuatro vueltas a un centro comercial por lo de los nervios, nos sentamos frente a frente en una tasca. A Antonio le brillaban los ojos como a un niño ilusionado y en ese momento pensé: «es él, mi alma gemela, mi pareja, mi Amor». Y en la despedida un sólo beso le dio la vuelta a todas las células de mi cuerpo. De regreso a casa en el coche, sentía algo tan fuerte brotar de lo más profundo, que puse la música a todo volumen para ahogar las lágrimas de felicidad que querían salir del «cajón desastre».
Aquella noche hablamos mucho por teléfono, llegamos a la conclusión que entre nosotros había un «zas-zas-zas» buenísimo y habíamos conectado de verdad. Si hubiera sido un chispazo sólo momentáneo, hubiera significado que no había «feeling» más allá de eso. Durante la semana siguiente la comunicación fue «in crecento»; SMS a las 7:20 horas: «Bon dia, Princesa»; a lo que siempre contestaba: «Molt bon dia, mi Rey».

Los mensajes diarios fueron declaraciones largas y sinceras de toda nuestra vida. Creo que intercambiamos más información en quince días que muchas parejas en un año. Y siempre con mucho amor. Cada noche, cuando todo estaba calmado, hablábamos por teléfono dos, tres y hasta cuatro horas y siempre teníamos algo que contarnos.En la segunda cita Toni estaba tan cambiado, tan guapo e irradiaba felicidad por los poros. El amor que había nacido desde dentro, ahora, además, se fundía con una atracción física muy intensa. Aquella noche paseamos, hablamos, cenamos en el paseo marítimo, pasemos otra vez, hablamos más y nos quisimos; nos quisimos y queremos mucho. Fue la comunión entre ambos.
Cada día que pasa estoy más segura de haber encontrado al hombre de mi vida. Por supuesto, gracias a eDarling. Todas mis amigas quieren encontrar también a su «Toni», y por eso están registrándose en eDarling con la ilusión de ver repetida nuestra historia en ellas mismas. Tengo la sensación de que esto no ha hecho más que comenzar a escribirse, y que será una relación de “best seller”. Te quiero Toni, siempre contigo, a tu lado, fiel, siempre a tu lado.

Marilot y Antonio:
Por todo esto, porque ahora somos felices, queremos agradecer a eDarling la oportunidad que nos ha brindado al sugerirnos como pareja. Éramos un poco escépticos frente a que algo así pudiera suceder, pero ha sucedido y queremos que el mundo entero lo sepa. Ahora somos felices. Gracias eDarling. Un abrazo y hasta siempre.